No dejo de mirarte
en la fotografia, en la que mirás tú también.
No dejo de preguntarme
qué pensarías en el momento
en el que ya no dejaba de pensar en tí.
O en el instante en que daba gracias
a la providencia que se apiadaba de mí.
Hay momentos en la vida en que uno se pierde,
y pedimos ayuda ¡incluso! a Aquel en quien no creemos.
Pero de oficio,
conservamos desde la infancia
un angel de la guarda
para encontrarte,
en el condicional del Futuro.
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