Convaleces lentamente de la enfermedad
que te aqueja:
No consigues curarte. Recaes
voluntariamente.
Y claro, el Corazón te castiga
porque es más duro y no se rinde;
no le ganas.
Su fuerza le puede siempre a tu débil
voluntad.
Y es tan fuerte ese ritmo ventricular,
que DUELE-DUELE, DUELE-DUELE,
y duele.
He leído en los periódicos del Futuro
que un Tiempo vendrá en que se practicarán
Lobotomías del Corazón.
Entonces, sólo quedarán
en el otrora compartimiento del dolor,
hermosos recuerdos de los agradables viajes
y de las deliciosas cenas
que amenizaban las palabras
y la marimba.
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