sábado, 9 de mayo de 2009

Turista accidental

Te presentí
en un aliento cercano en la nuca
y en la mirada anónima
de un coche que se cruzó:
Y desde las ventanas altas de guillotina
mientras,
sentada en la plaza luminosa
con el reparador sol del
Sur,
el corazón húmedo,
tiritando
ya calentaba motores

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