Los amigos

Hemos bajado a la cala tranquila
hablando de tu miedo a una máquina
y del mio a la soledad entre ocho mil almas.
Se que a tu lado siempre está ella, pero en la estrecha acera
que baja al mar, aunque intenta hacerse sitio,
sólo caben dos:
tú y yo.

Te tira y presiona,
para que vayas con ella
pero mi risa y tus ganas,
hoy le han dado puerta:
Se ha ido
ha dejado de respirar en tu nuca
de manchar de miedo tus ojos azules;
y hemos sido libres
sentados en la terraza del bar donde no te atrevias a llegar
para que no te pregunten quien es
esa antipática dama que llevas del brazo
y a la que hoy he arrebatado el sitio