Sin embargo
hay puñales afilados, encharcados de veneno
que llevamos ocultos a diario en los útiles de trabajo
o del hogar
que incomprensiblemente nos empeñamos en sacar,
o descuidadamente se nos caen
y se clavan sin remedio
- y pensemos con esperanza que por descuido -
en el corazón de lo que más amamos
y que causan heridas intensas, insoportables;
quizás irreversibles
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