Los hospitales duelen y huelen al miedo
de perder el contacto visual, el tacto
de las manos que te acarician y que
no quieren soltarte
mientras entras en la fría sala en la que todo se vuelve
bruma.
No me sueltes la mano. Quiero saber
que, en el regreso,
Estarás
No hay comentarios:
Publicar un comentario