VIVIR ES CUESTION DE MÉTODO

Si nos marcamos un ritmo
la cosa parece más facil.

La rutina quita violencia
a los que fueron dotados – o castigados – con la impaciencia.

¡Levántate a la misma hora! Acuéstate sin remedio a las once.
Aprende el gesto, la sonrisa o el ceño para la ocasión: disfruta del
atardecer rojo, que siempre está a la izquierda
del camino.
No pidas más; no hay.

Aunque pienses que en algún lugar, alguien se quedó con tu vida;
esto es lo real.
De vez en cuando – instantes, sólo instantes – puedes atreverte
a soñar con el cambio:
podrias viajar a un balneario en Yalta,
y esperar, como Anna Sergueevna, que un desconocido,
-aunque sea insustancial-
recoja tu sombrero del fondo del baño de lodo.

Pero está sonando el reloj, ¡vuelve a la vida de hoy!
Recuerda:
Vivir, es cuestión de método.