sábado, 8 de agosto de 2009

Sobre-el-vivir

Amanece lentamente en el río del Sur
y las ventanas de tus indolentes párpados anuncian al abrirse
un nuevo día.
Las sombras de la noche ya os han invitado:
Sentimientos, razón,
miedos.
Mil sensaciones en el pecho;
lucidez buscada al minuto
y el pesito permanente de la pequeña piedra
en el pecho.
Amanece, y aunque lento, se levanta imponente
el día
que desafía con aire valiente a la sombría mujer de negro:
Porque somos todavía mucho y tenemos para darnos el pan y la sal,
y la Vida

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