domingo, 7 de diciembre de 2008

Hungry

Oí que, que para construir los sueños
hay que seguir la máxima de aquel gran maestro cocinero:
Deben hacerse con los ingredientes que tengas en la nevera
cualesquiera que sean.

Una vez, mi nevera estaba tan llena y apetitosa,
la materia prima apenas cabía en sus compartimientos,
que preparé con cuidado una sabrosa mezcla
que no cuajó en el horno que no estaba del quehacer
avisado

Otra instrucción del gran maestro es esta: De poder,
no debes comer ni soñar solo, más de dos veces a la semana
que es lo que los científicos dicen soporta el corazón
para bombear con tranquilidad y hacerte la rutina
digerible.

Un dia, al abrir mi nevera observé que de nuevo estaban en ella
los alimentos necesarios para un sueño digno de ser recordado . Aún presente la experiencia anterior, preparé el horno,
y la mesa,
con delicados manteles de hilo bordado y los cubiertos de plata que heredé
de mi abuela
pero al servir el resultado de lo soñado-cocinado
caí en la cuenta de que

no estabas

finalmente escuché en la plaza que dice el gran chef
en su libro de consejos:
Soñar no es más que vivir lo que quedó pendiente en el día,
razón de más para alimentarse apropiadamente.
Nada más
y nada menos.

Sabiendo esto,
me he levantado agotada:
En mis sueños, he recorrido un largo viaje.
Antiguos compañeros de camino me ofrecieron sentarme a su mesa.

Pero el tiempo apremiaba, la mañana estaba cerca
el sol ya despuntaba:
Debía volver.

En el retorno,
con hambre
he abierto los ojos - y la nevera:
Estoy cocinando,
lo tengo todo

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