sábado, 7 de junio de 2008

Si supiera dónde encontrar una escalera tan larga como el infinito,
arriba que me iría, sin perder un minuto:
Un, dos, tres mil millones de peldaños, hasta
descolgar del cielo la estrella más pequeña,
aquella exáctamente, esa de ahí que a miles de años luz vive
derrochando ríos de plata que te acarician - también a mí
en idénticas y matemáticas proporciones -
sin apagarse.

Dueña ya de la luz argentina, la custodiaría por los dos con mimo
en una preciosa caja forrada de terciopelo azul, aunque
todas las noches la sacaría un rato, así que la madre Luna
irradiara en mi país verde y mojado un tanto de magia, un mucho de vida.

Jamás un tesoro como este se había visto,
contarían años después las mujeres y los hombres,
brillantes los ojos, al recordar el milagro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

preciós text, crec que aquesta illa ho te casi tot, te potser tot lo necessari tot lo bàsic per viure i somiar i sa miqueta de més que necessitam ja la trobarem on sigui, però el que ens dona aquest mar aquesta terra no ens ho dona res mes^^

salut i una abraçada.

ICF dijo...

en efecte, jo també ho crec; però fa falta duresa i valentia per triarla com a llar. Una abraçada